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sábado, 2 de octubre de 2010

Polos Opuestos: Glee vs High School Musical

High School Musical
Desde el 2005 el fenómeno de adolecentes con dotes de actuación baile y canto resulto ser un producto prolífico para la televisión y el cine. High School Musical dirigido por Kenny Ortega y orientado a niños que veían en el básquet y en el Karaoke formas inocentes de hacer amigos para que al final del día todos aquellos con quienes se llevaban mal canten con una coreografía movida es uno de los mayores sucesos de la televisión internacional y mayores ingresos de Disney en los últimos años.
Troy y Gabriella son dos muchachos que se encuentran en una competencia de Karaoke y descubren sus talentos y su cariño mientras compiten en los shows de talentos contra los hermanos Evans. La trama es simple y dirigida a un público infantil. Genero la carrera de a quien han denominado el “Nuevo John Travolta” Zac Efron y tuvo dos continuaciones.
Siguiendo la tradición de la familia Disney la trama es pegadiza para muchachas y muchachos entre 5 a 14 años. Provee diversión para ese sector demográfico sin tener que dar explicaciones o charlas posteriores por parte de los padres.


GLEE
¿Quién dijo que el musical esta muerto? Claro, en el caso de Glee, no cuenta con lo naif de HSM, y es precisamente eso lo que lo logra poner entre las series más vistas del 2009 y 2010. Es una formula repetida, pero que no parece oxidarse. Adolecentes en una secundaria norteamericana, chicos Cool y Losers, jets y sharks, divinas y populares. Pero aquí se hace una revaloración del antihéroe, centrando la acción en los Losers pero de forma extrema, los chicos talentosos en el coro (Club Glee).
En el piloto vemos como Mr. Shue, el profesor de castellano quien no logro ser un artista por su cuenta, toma control del club Glee para compensar por lo que quizás no logro en el mundo real. El que puede hace el que no enseña. Comienza a reclutar un grupo de jóvenes que brillan por su extrema imperfección. Una muchacha asiática tartamuda, un muchacho homosexual con vos en contratenor y el personaje que desea ser estrella pero termina estrellada con helado en su cara al principio de cada capitulo: Rachel Berry (interpretada por Lea Michele estrella juvenil de Broadway) su personaje es una muchacha con una voz impecable hija concebida basada en una mezcla de apariencia e inteligencia de manera genética por sus dos padres homosexuales. Se enamora de él galán del equipo de Football americano, Finn, quien no le corresponde su cariño ya que esta de novio con la porrista Quin. En cuanto a los adultos, a consejera estudiantil es una joven germófoba que se enamora del profesor Shue quien esta en un matrimonio desgastado con una mujer paranoica que luego de tener un embarazo psicológico decide fingir su embarazo para no perder a su marido. Hasta aquí todo parece marchar sobre ruedas de los lugares comunes. Hasta que la directora del equipo de porristas ve su presupuesto modificado por este coro y decide convertirlo en su peor enemigo, Sus Sylvester (genialmente interpretado por Jane Lynch).
Lo que la serie logra es que el espectador se sienta de alguna forma identificado por estos personajes en situaciones retorcidas pero aun así familiares (Ryan Murphy creador de la serie también es el responsable de la serie aún más retorcida, Nip/Tuck) con covers de temas como “Somebody to love” de Queen o “Rehab” de Amy Whinehouse que por momentos son cantados por el coro y por otros cantados por los mismos personajes en el mejor estilo ALL THAT JAZZ o Chicago de Bob Fosse. La serie es muy buena en todo sentido, actuación realizativo y actoral y se presenta para aquellos espectadores que buscan la vuelta de tuerca y les gusta celebrar la reivindicación de los losers.